Historia

Cinabrio y Hematita para el Rojo en Teotihuacan

Un grupo de investigadores interdisciplinario integrado por Denisse Argote, Gloria Torres, Genoveva Hernández-Padrón, Verónica Ortega, Pedro A. López-García y Víctor M., confirmaron por primera vez el uso del cinabrio (un sulfuro de mercurio) y la hematita (mineral del óxido férrico) en varios murales del complejo arquitectónico de Quetzalpapálotl, en Teotihuacan, a fin de lograr tonalidades rojizas en las decoraciones de la urbe, entre los años 200 y 350 dC también detectó el uso del yeso en los estucos, material que no había sido reportado.

Teotihuacan era colorida, pero en sus murales prevalecía el rojo, asociado con la sangre, la vida, la fertilidad y el renacimiento del Sol. Pero ¿cómo lograban ese color? 

 

Los expertos informaron que: “Los análisis no invasivos realizados a la pintura mural en distintos espacios del complejo de Quetzalpapálotl revelaron que el cinabrio y la hematita fueron utilizados para lograr tonalidades rojizas en las decoraciones tempranas de la urbe.”

Castaño destacó que el estudio de la pintura tiene mucho que aportar en este milenio, gracias al desarrollo de técnicas que no alteran su estado de conservación, entre ellas la espectrometría de fluorescencia de rayos X, la cual utilizaron en su modalidad portátil (pXRF). Este instrumento permitió realizar un análisis rápido in situ sin necesidad de extraer una muestra de la pared.

Este descubrimiento es muy importante porque confirma por primera el uso del cinabrio, aplicado directamente en la pintura mural temprana, ya se sabía que este mineral se utilizaba en otros enceres porque había sido identificado en otros fragmentos sueltos que pertenecen a los años 350 y 550 dC, señaló Denisse Argote Espino, investigadora del INAH. Un avance más por la nueva perspectiva en el estudio de la policromía en la gran ciudad del periodo clásico mesoamericano.  

 

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