Lingüística

Dime cómo escribes y te diré quién eres

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Es un hecho científico que cada persona utiliza el lenguaje a su propia y distintiva manera y tiene sus propias marcas lingüísticas. El análisis científico de un texto, ya sea oral o escrito, puede revelar datos tan claros de una persona como sus huellas dactilares o incluso su ADN. 

La lingüística forense es una rama de la lingüística que estudia los diversos puntos de encuentro entre el lenguaje y la ley y aporta evidencias lingüísticas en los procesos judiciales. La lingüística forense ayuda a resolver casos de todo tipo: descubrir a un asesino, detectar un plagio, comprobar si alguien sufre amenazas o acoso, y hasta descubrir si alguien tiene un amante. Que dicho sea de paso es lo que más suelen investigar los laboratorios de lingüística forense. 

Lo que se hace es comparar escritos o audios con bases de textos disponibles en busca de hábitos lingüísticos parecidos. Estos hábitos incluyen vocabulario, argot, jergas profesionales, regionalismos y puntuación. En el caso de textos orales también se considera el ritmo, la fonética, las pausas, la entonación o la separación entre palabras y letras. 

La lingüística forense ha descubierto que cada persona tiene lo que se llama las huellas del pensamiento que se reflejan en la manera en que hablamos o escribimos. Por ejemplo, que la veracidad de un relato es mayor cuanto más completos son los detalles sensoriales que incorpora. O sea que si no tiene tantos de estos detalles, el relato puede ser falso. En la lingüística forense también se analiza el lenguaje usado en interrogatorios y confesiones, en la imitación de firmas, detección de textos redactados con fines criminales, y en la creación de perfiles lingüísticos.

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