
El próximo live action de Disney que veremos será Hércules, pero no sabemos mucho de esta producción, salvo que será dirigida por los hermanos Russo. Entonces a una revista se le ocurrió proponer cómo le gustaría que estuviera compuesto el elenco, pero solo eran sueños guajiros, como dijeran. La fantasía de esa revista que es que Michael B. Jordan personificara a Hércules… y ¡boom! Explotó Twitter.
Hubo gente que creyó que realmente Disney tenía contemplado a Jordan para el papel y comenzaron los comentarios racistas con el hashtag Hércules descalificando la posibilidad de que un personaje mitológico pudiera ser de un color de piel diferente al blanco. Porque, como en todo, sigue existiendo en el imaginario colectivo que el poder es blanco y es masculino.
Las mujeres, que son la mitad de la población mundial siguen siendo poco representadas en el cine, la televisión y la música. A las minorías étnicas les ocurre lo mismo. Si bien es cierto que ha habido un avance, es mínimo: las personas que no eran blancas representaron el 27.6% de los papeles principales en las 200 mejores películas de 2019. Ni siquiera es la mitad. En la parte de la dirección de películas el asunto se pone peor: En 2019, solo el 14.4% eran personas asiáticas o latinas, ninguna persona de algún pueblo indígena dirigió películas el año pasado. No se trata de que el hombre blanco no tenga valor, solo que resulta aburrido y sobre todo poco representativo de la humanidad, ver o escuchar lo mismo: hombres blancos salvando al mundo, hombres blancos cantándole al mundo. Urge más diversidad en el cine, la televisión y la música.