
La ciencia y la poesía escudriñan, develan, buscan un lenguaje para describir de manera precisa; en el caso de la ciencia, el mundo natural, a través del conocimiento científico; en el de la poesía, experiencias, emociones, sentimientos e imágenes.
La poesía excava en las palabras y mediante un juego de significados nos evoca algo que no habíamos percibido, que muchas veces nos deja mudos cuando lo leemos. Queremos leerlo una y otra vez hasta entenderlo o quedarnos pensativos por horas y días. La ciencia busca expandir las fronteras de nuestro conocimiento profundizando cada vez más en los fenómenos que nos rodean.
Ambas se desarrollan con base en la creatividad, la imaginación, la prueba y el error, la experimentación, la perseverancia y el gozo del hallazgo. El mundo del conocimiento es tan vasto y rico como los universos literarios.