Términos sexuales que usamos mal

En la sexualidad, como en la vida, hay algunas palabras y términos que, aunque digamos constantemente, no significa que utilicemos de forma correcta. Mejor vayamos clarificando las cosas.
VAGINA
Hay un episodio de Sex Education (serie de Netflix) en el que varias personajes gritan en un auditorio, “¡Es mi vagina!”, como un acto de autoafirmación y sororidad ante el caso de una chica de quien se compartió una foto íntima de forma no consensuada.
Es un momento muy bello, muy divertido y muy poderoso… pero tiene un pequeño detalle: donde dicen vagina en realidad deberían decir vulva.
Porque la foto probablemente no era de la vagina, sino de la vulva.
Para tomar una foto de la vagina, en realidad tendríamos que usar una de esas camaritas que pueden introducirse dentro del cuerpo humano y que usan las cirujanas en su trabajo. Y vaya que sería una nude formidable, pero dudo mucho que haya sido el caso de lo retratado en la serie.
La confusión no es menor. Se le conoce como vulva al conjunto de los órganos genitales externos; como los labios, el clítoris, el orificio uretral, entre otros.
La vagina es el conducto que conecta a la vulva con el cérvix y con el útero. La vagina es el canal que recibe al pene durante el coito, por donde sale la menstruación y por donde nacen los bebés en un parto natural.
Que confundamos colectivamente vagina con vulva se debe a varias razones: una de ellas es que históricamente se ha definido el lenguaje de la sexualidad a partir de la heterosexualidad y, por lo tanto, la parte del cuerpo que ha llegado a ocupar el imaginario como determinante de todos los genitales femeninos es la parte del cuerpo que recibe al pene durante la penetración. ¿Coincidencia? Por supuesto que no.